Precioso cúter de regatas de 1898, que Guy Tabarly y luego Éric salvaron de la miseria, sacándolo del lodazal de un rincón del Loira donde se encontraba varado. Éric Tabarly a la edad de siete años paseaba junto a su padre Guy Tabarly, cuando súbitamente apareció el hermoso casco sobresa- liendo por encima de los juncos y, con su lógica de niño, pensó: ¡Ese no es lugar para un barco! A partir de aquel momento nació un amor, el primer amor de un hombre que lo dio todo por la mar y a quien la mar se ha llevado, cuando surcaban juntos las aguas del sudeste del País de Gales en la noche del 14 de junio de 1998; el mismo año que el Pen Duick cumplía cien años. Éric Tabarly decía: "Sin mí, no sería más que una ruina. Sin él mi vida habría sido, sin duda alguna, diferente".