Durante siglos, ingentes flotillas de juncos han surcado los ríos, puertos y mares del extremo oriente, desde Singapur hasta el norte de China. Transportaban víveres y madera y podían ir armados con cañones, por lo que eran el terror de los clippers mercantes que transportaban té y especias y hasta el último momento no sabían si tropezaban con un junco pirata. El Red Dragon era uno de ellos con sus cuatro cañones, su techo de lona, su timón desproporcionado y sus coloreados animales simbólicos en las amuradas y el espejo de popa.